martes, 7 de noviembre de 2017

Hoy representamos las Leyendas de Jaén. 1º ASCT

Enfrente del toro está el tesoro.
"Se dice que en alguno de los muros del Castillo de Santa Catalina, existía una hermosa cabeza de toro esculpida en piedra.

Esta cabeza de toro, indicaba a todo el que se acercaba a admirarla, a modo de adivinanza, como descubriremos más adelante, la presencia de un tesoro en el Castillo de Jaén, ya que bajo la escultura existía un letrero con la siguiente frase:
- ENFRENTE DEL TORO ESTÁ EL TESORO.
Numerosos fueron los jaeneros y forasteros que se animaron a subir hasta lo alto del cerro de Santa Catalina, cargados de picos, palas y mil artilugios más, en busca de ese momento de suerte que a todos nos gustaría encontrar en algún momento de nuestra vida, consiguiendo de un solo golpe, una gran cantidad de dinero, que nos hiciera olvidar todas nuestras preocupaciones y estrecheces económicas..........

Enfrente del toro está el tesoro

El lagarto de Jaén

"Hace muchísimos años, tantos que el recuerdo no alcanza a numerarlos, Jaén era ciudad de importancia, grande en comercio y negocios, hermosa en arquitectura y trazado, generosa en gentes y abundante en aguas.
Vivían en estas tierras generosas, gentes del Norte de la península, también había algunos que procedían de más allá de los mares, e incluso se rumoreaba que algunas familias procedían de los confines de la tierra.
El manantial más abundante en aguas era el de La Malena, con un caño grueso como un gran toro, que no cesaba nunca de regalar sus aguas a los habitantes de la ciudad, además de otros muchos, pero de menos importancia.............

El lagarto de Jaén


La cruz del Pósito

"Cuenta esta antigua y desconocida historia, un triste acontecimiento de amor entre un apuesto galán y una hermosa dama de la ciudad de Jaén.
Dicen que llegó a Jaén un capitán, posiblemente de los Tercios de Flandes, galante, uniformado, de mirada penetrante, rostro curtido y de valeroso carácter.
Se comentaba que el valiente y apuesto galán era muy rico. Tan grande era su fortuna personal que contar lo que tenía causaba un increíble asombro en aquel que lo escuchara.
Se hablaba de él en toda la ciudad. Las doncellas casaderas de Jaén, clavaban en él sus ojos y lo observaban con esmerado interés cuando salía a pasear por la villa.............

La Plaza del Pósito


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